Margarita Marrero
La mayoría de los coworkings que se han llevado a cabo, han sido la reproducción de otro. Simplemente se ha visto que funciona en otro lugar y se entiende que debe funcionar en otro, sin importar que la referencia haya sido en otro país, región o ciudad. Y bueno, la verdad es que debo de aceptar que ese esquema funcionó por unos años. Pero si observamos el panorama actual, algunos están casi vacíos, sobreviven o ya cerraron.Pero, ¿por qué pasó eso? Porque en medio de una crisis, solo las necesidades básicas son las que hacen que las personas gasten o inviertan su dinero (comida, salud, educación...). La incertidumbre de una economía tambaleante hace poner el dinero solo en lo necesario. Y tú me podrías decir: pero hay personas que se mueren por viajar, o yendo a restaurantes! Pues sí, ellos están respondiendo una necesidad básica humana, el encierro juega con el equilibrio psicológico de las personas. Los espacios de coworking que están ofreciendo lo mismo que antes de la pandemia, deben saber que necesitan adaptarse a la realidad de hoy. Y no me refiero a protocolos de limpieza, pues probado está que no es suficiente, esto solo genera gastos. Otro punto es hacer reformas sin ninguna base, estrategia o fin concreto, pérdida de dinero asegurada. Se necesita ir más allá. Una de las prácticas más usadas que he visto es quizás la peor, y te sugiero evitarla con todas tus fuerzas, bajar drásticamente los precios. Es la práctica más autodestructiva que puedes llevar a cabo y grita desesperación. Mejor pregúntate: ¿quiénes son tus clientes? ¿qué quieren? ¿Qué puedo hacer para fidelizarlos? Este proceso te abrirá mucho la mente.Me gustaría preguntarte: ¿Cómo crees que puedes servir mejor a tus clientes?
Coworking: copy-paste