Margarita Marrero
Para algunos de los países ha terminado la cuarentena. Otros, aunque los casos van en aumento y las autoridades han impuesto medidas restrictivas, están evitando tener otra cuarentena. La cuarentena, ese infierno mortal que tuvimos que vivir para mantenernos sanos físicamente, pero que tanto desgaste emocional, psicológico y estrés ha generado. Y la salvación para el trabajo fuera de casa: el coworking! De las razones más poderosas por las que deseaban regresar a sus puestos de trabajo es la ansiedad que sienten de pasar todo el día en la casa. Los humanos somos entes sociales. Desde que desarrollamos el cerebro neocortex y con ello el habla, la socialización se volvió fundamental, nos capacitó para poder socializar, intercambiar ideas, conocimientos, negociar, etc. Gracias a esto, el ser humano tuvo los mayores avances de toda la historia. Y es la necesidad de socialización que han hecho los espacios de coworking uno de los sectores de mayor crecimiento en los últimos años. Con el auge del emprendedurismo, han sido los espacios preferidos donde las personas van, no solo a trabajar, sino a hacer contactos, compartir y recibir conocimientos. Estos núcleos sociales, tan afectados por la pandemia, guardan gratos recuerdos, pues no son solo espacios para ir a trabajar, son espacios donde nacen ideas, se desarrollan y dan las herramientas y la oportunidad de crecimiento a quienes buscan expandir su negocio. Es por eso, que el panorama de los espacios de coworking es prometedor. Sin embargo, necesita ajustarse a la nueva realidad. La forma en la que funcionaban antes, no es efectiva hoy. Ahora se enfrentan a la metamorfosis, para que la oruga pueda convertirse en una atractiva mariposa.
¿Y el coworking pa' cuando?